Titulo. IIII. Qual deue el Rey, ſser en ſsus palabras.

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PAlabra es donayre, que han los omes tan ſsolamente, ce non otra animalia ninguna. Onde pues q̃ en el titulo ante deſste fablamos qual deue el Rey ſser en ſsus penſsamientos. Queremos aqui dezir, qual ha de ſser en las palabras que naſscen dellos. E moſstraremos que coſsa es palabra. E a que tiene pro. E quantas ma neras ſson dellas. E como ſse deue dezir. E que daño viene de la palabra, quando non ſse dize como deue.

Ley. I. Que coſsa es palabras a que tiene pro.

SEgund dixeron los ſsabios palabra es coſsa, que quãdo es dicha verdaderamente aquel que la dize mueſstra con ella aquello q̃ quiere dezir, e lo que contiene en el coraçõ. E tiene muy grãd pro, d quando ſse dize como deue: ca por ella ſse entienden los omes, los vnos a los otros, de manera que fazen ſsus fechos en vno mas deſsembargadamente. E porende todo ome, e mayormẽte el Rey ſse deue mucho guardar en ſsu palabra: de manera, que ſsea catada, e penſsada ante que la diga, e Ca deſspues que ſsale de la boca, non puede ome fazer, que nõ ſsea dicha.

Ley. II. Quantas maneras ſson de palabras, e como ſse deuẽ dezir.

QVatro f maneras dixeron los ſsabios que ſson de palabras La primera, quãdo dizen los omes palabras conuenientes. La ſsegunda, quando las dizen ſsobejanas. La tercera, quando las fablan menguadas. La quarta, quãdo ſson deſscõuenientes. E conuenientes ſson, quando las dizen apueſstamente con complimiẽto de razon. E ſsobejanas ſson quando ſse dizen a demas, ſsobre coſsas, que non con uengan a la naturaleza del fecho, ſsobre que ſse deuen dezir. E ſsobre eſsta razon fablo Ariſstoteles al Rey Alexandre, como en manera de caſstigo, quando le dixo q̃ non conuiene al Rey de ſser muy fablador, nin que dixeſsſse a muy grandes bozes, lo que ouieſsſse dezir: fueras ende en logar: do cõuenieſsſse por quel vſso de las muchas palabras, enuileſsce al q̃ las dize. g E otroſsi las grandes bozes, ſsacã le de me ſsura faziẽdole, que nõ fable apueſsto. Onde por eſsto deue el Rey guardar, que ſsus palabras ſsean eguales, e en buen ſson. Ca las palabras que ſse dizen ſsobre razones feas, e ſsin pro e que non ſson fermoſsas, nin apueſstas, al que las fabla, nin otroſsi al que las oye, nin puede tomar, buẽ caſstigo, nin buẽ cõẽejo: sõ ademas ellamã las caçurras porq̃ sõ viles e deſsapueſstas, e nõ deuẽ ſser dichas ante omes buenos, quanto mas dezir las ellos miſsmos, e mayormẽte el rey. E otroſsi palabras enatias e ne cias, q̃ nõ cõuiene al Rey que las diga: ca eſstas tienen muy grand daño, a los que las oyẽ e muy mayor a los que las dize. E ſsobre eſsto dixo Seneca el filoſsopho, q̃ fue de cordoua, h que toda coſsa q̃ es fea de fazer, non eſsta a ome bien, de la dezir paladinamente. E a vn dixeron, mas que | las malas palabras afuellã las buenas coſstũbres, por que dezimos, que toda manera de fablar, que fueſsſse de alguna deſstas ſsobredichas, ſseria ſsobejana. E el Rey que dellas vſsaſsſse, caeria en poder de las lenguas de los omes para dezir del lo q̃ quiſsieſsſsen que es muy grã pena, quanto alo deſste mundo, e en el otro tomaria dios del vengança, como de aq̃l q̃puſsie ra en logar de dezir bien, e el dixera mal.

Ley. III. Que el Rey deue guardar ſsu boca que non diga palabras menguadas.

MEnguadas non deuẽ ſser las palabras del Rey: e ſserian atales en dos maneras. La primera, quãdo ſse partieſsſse de la verdad, e dixeſsſse mentira a ſsabiendas en daño de ſsi miſsmo, o de otri: ca la verdad es coſsa derecha, e egual. a E ſsegund dixo Salomon, non quiere la verdad deſsuiamiẽto, nin torturas. E demas dixo b nueſstro Señor Ieſsu Chriſsto por ſsi, que el era verdad onde los Reyes que tienen ſsu logar en la tierra aquien perteneſsce de la guardar mucho, deuẽ parar mientes, que non ſsean cõtra ella, diziendo palabras mintroſsas. La ſsegunda manera de mengua defablar ſseria quando dixeſsſse las palabras, tã breues e tan aprieſsſsa, quc las non pudieſsſsen entender aque llos que las oyeſsſsen. E ſsegund dixerõ los ſsabios, como quier quel ome deue fablar en pocas palabras, por eſsſso non lo deue fazer en manera que non mueſstre bien, c e abiertamente lo q̃ dixere. E eſsto deue el Rey guardar, mas que otro ome, ca ſsi lo non fizieſsſse, ternian los que le oyeſsſsen, q̃ lo fazia, por mengua de entendimiento, e por embargo de razon. E de mas quando el mintieſsſse en ſsus palabras nõ le creerian los omes q̃ lo oyeſsſsen maguer dixeſsſse verdad, d e tomariã ende ca rrera para mentir. Otroſsi, quãdo moſstraſsſse ſsu razon, de manera, q̃ le non entẽdieſsſsen, non le ſsabrian reſspõder, nin cõſsejar en lo q̃ les dixeſsſse. E de ca da vna deſstas coſsas le naſsceria grã daño, e gran blaſsmo en eſste mundo e en el otro, dar le ya dios pena, como a aquel que puſsiera en tierra en ſsu logar para fazer, e dezir verdad, e el vſsara de la mentira.

Ley. IIII. De como el Rey ſse deue guardar que non diga palabras deſsconuenientes.

DEſsconuenientes nõ deuen ſser las palabras del Rey, e ſse riã atales en dos maneras. La primera, como ſsi la dixeſsſse en grand alabãça de ſsi: e ca eſsta es coſsa q̃ eſsta mal a todo ome, por que ſsi el bueno fueſsſse, ſsus obras le loaran. E ſsegund dixo Seneca el filoſsopho, q̃ quiẽ mucho ſse alaba, que enuilece ſsu honrra. E otroſsi dixo el Rey Salomon, la boca de otri, te alabe e non la tuya: que por la agena, es ome alabado, e non por la ſsuya. E otroſsi non deue alabar a otri, diziendo del mas bien, de lo q̃ ha f en el, porque tal alabança como eſsta, es liſsonja g que quiere tãto dezir, como loor engañoſso e coſsa, q̃ eſsta mal a todo ome, q̃ lo faze, e mayormẽte al Rey. E porẽde dixo Seneca, ꝗen alabar quiere, a otri que lo deue fazer templada mente: ca el alabãça q̃ es ademas, ſsate de ſsu logar, e tornaſsſse en denueſsto, q̃ es de las tres maneras de denoſstar, e a vn la mas eſscarnida de todas. E la otra es diziẽ do mal de ſsus mayorales aſssi como de dios, e de ſsus ſsantos. E otroſsi de los Señores terrenales aſssi como de los Reyes, cuyos vaſsſsallos naturales ſson: o de los de ꝗen deſsciẽden por la liña derecha, aſssi como padre, o madre, o dẽde arriba. Ca el denoſstar a dios, es contra natura h, aſssi como dezir mal la fechura del fazedor, e de mas es coſsa q̃ nõ puede ſser, diziẽdo mal de aq̃l en quien nõ lo ay. E denoſstar los ſsantos es muy grãd locura: ca a ellos han los omes por medianeros i entreſsi e dios. | E porende los que los denueſstã, ſson atales, como los q̃ eſscupẽ cõtra el cielo, e les cae en los roſstros. a Ca pues, el denueſsto q̃ les dizẽ, nõ cae en ellos, por fuerça conuiene q̃ ſse torne en los q̃ lo dizẽ. E dezir mal de los Reyes e de los otros Señores, es atreuimiẽto, e deslealtad, como denoſstar aq̃llos, en cuyo poder ſson, e de quiẽ reſscibẽ biẽ, e de ſsu linaje dezir palabra de denueſsto es grã mal eſstança e necedad e de mas escoſsa q̃ ſse torna en denueſsto todo en ellos miſsmos. E eſstos denueſstos q̃ diximos, cõuiene menos dezir al Rey, q̃ a otro ome. Ca pues q̃ es tenudo de eſscarmẽtar a los que tales palabras dixerẽ, mucho mas deuen guardar aſssi miſsmos de las dezir. E a vn ſse deue guardar ẽla tercera manerade dezir mal delos omes deno ſstãdolos, ſseyẽdo ante el, o en otro logar, nõ mereſsciẽdo b porq̃: ca el Rey q̃ denue ſsta los omes ante el, en tal manera q̃ los omes lo oyã: mas ſsemeja q̃ los ꝗere enfamar, q̃ caſstigarlos. E denoſstãdo los quan do nõ eſstã ante el, o aſsſsacando les algũd mal, en q̃ nõ ouieſsſsen culpa, mueſstra q̃ ſsu palabra, es mas a daño q̃ a pro, porq̃ non eſstan delãte aq̃llos cõtra quiẽ lo dizc. On de de todas eſstas palabras, que dicho aue mos, ſse deue el Rey mucho guardar. Ca ſsin la mal eſstança: q̃ faria en dezir las, podria ende venir muy grãd daño a ſsu gen te, por q̃ los omes q̃ las oyeſsſsen, tomar las yen por ciertas en guiſsa q̃ fincarian enfamados aq̃llos, cõtra quien las dixeſsſsen. E ſsobre eſsto. caſstigo Ariſstoteles al Rey Alexãdre, diziẽdole q̃ guardaſsſse mucho las palabras: q̃ dezia, q̃ de la boca del Rey ſsale vida e muerte a ſsu pueblo: e honrra e deshõrra: e mal e bien. c E ha meneſster q̃ ruegue a dios, q̃ le ayude en ello, aſssi como dixo el Rey Dauid d ſsu oraciõ põ Señor, guarda a la mi boca, e cerradura e puerta en los mis labrios. E por eſsſso dixo puerta ſseñaladamente, por q̃ la podieſsſse abrir, para dezir las palabras q̃ conuiene: e cerrarla para callar, e las que nõ fueſsſsen para dezir. Onde el Rey q̃ deſsta guiſsa nõ guardare ſsu boca, e vſsaſsſse dezir las palabras deſscõuenientes que de ſsuſso diximos, dar le ye dios, muy grãdes penas en eſste mũdo: ca fazer ley eque los omes touieſsſsen en vil ſsus palabras: e ſse atreuieſsſsen a dezir mal del, como en manera de venganca, e en el otro dar le ye pena del mal dezir ſsin razon, que es muy grand pecado: e peſsa mucho a dios.

Ley. V. Que daño viene de la palabra quando nõ es dicha como deue.

DAño muy grãde viene al rey e a los otros omes quãdo dixeren palabras malas e villanas, e como nõ deuen, porq̃ deſspues que fueren dichas, nõ las puedẽ tornar q̃ dichas nõ ſsean. E porẽde dixo vn Filoſsopho, q̃l ome deue mas callar q̃ fablar, e guardar ſse de ſsoltar ſsu lẽgua f ante los omes e ma yormẽte delãte ſsus enemigos, por q̃ non puedã tomar apercebimiẽto de ſsus palabras para deſseruirle obuſscarle mal: ca el que mucho fabla no ſse puede guardar q̃ no yerre y el mucho fablar faze enuileſscer las palabras fazele deſscobrir las ſsus poridades. E ſsi el nõ fuere ome g de grãd ſseſso por las ſsus palabras, h entẽderan los omes la mengua que ha del. Ca biẽ aſssi como el cantaro quebrado ſse conoſsce por ſsu ſsueno. Otroſsi el ſseſso del ome es conoſscido por la palabra.
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