I de verdad esto se funda en una razon natural, i Teologica tan
evidente,
q̃
que
no parece puede aver
privilegio ni subterfugio con que
vencerla. Conviene à saber, que
ningun Prelado con segura conciencia puede dar licencia à nadie
para exercer el oficio de Parroco entre las ovejas que à èl le estan encargadas, ò aprobarle, ò permitir, que ministre, de cuya idoneidad i suficiencia primero no estuviere bien instruido. Lo qual
de tal suerte lo aprieta el Concilio Tridentino,
que dize serà nula la colacion, ò institucion del beneficio que de otra suerte se hiziere.