I el ser tan estimable la sal ha
|
causado, i causa, que en todos Reinos, i provincias, los Reyes, i
Principes dellas, ayan puesto, i incorporado en sus coronas, i patrimonios las salinas dellos, contandolas entre los demas derechos de sus Regalias, i que ellos
solos puedan vender la sal por si,
ò por sus oficiales. De esto tenemos muchos Textos, i Autores,
que lo tratan latissimamente en
terminos del derecho comun, i del
de los Reyes de España, i otros
estraños, diziendo como se entiende, i pratica, i si se debe hazer alguna diferencia en las salinas, que
se hallan, i labran en tierras publicas, i Realengas, i las que en las
de personas particulares. I de este mesmo derecho procede, aver
sido usado en todos tiempos, que
quando los mesmos Principes soberanos se hallan apretados con
guerras, ò otras urgentes necessidades, puedan poner, i pongan sobre la sal las colectas, i contribuciones publicas, que les parecen
ser necessarias, como se colige de
diversos lugares de la Sagrada Escritura, i delos de Tito Livio, Ateneo, i otros, que juntan Miedes,
Cujacio, Copino, i otros Modernos,
i se intentò en nuestra Castilla por los años de 1632. i siguientes, acrecentando en el precio de
cada fanega de sal treinta i dos reales, sobre los ocho de su antiguo
valor, demanera, que por todos
eran quarenta, i subrogando en este aumento el servicio del uno porciento desde luego, i el de los millones de vino, vinagre, aceite, i
carnes para desde el fin de aquel
año, por parecer que la sal es genero muy noble, i mas apto que otro
alguno para contribuciones, que
relieven al pueblo de otras mas
gravosas, como tambien lo reconoce el insigne Pedro Barbosa.