I supuesto que esta causa i razon, en ningunas provincias del
mundo puede, i suele militar mas
urgente, i frequentemente, que en
estas de las Indias, por ser ellas en
si tantas, i tan vastas, i dilatadas, i
mediar entre unas i otras mil despoblados, i caminos fragosos, i inaccessibles, i tambien porque la
necessidad, ò utilidad de sus po|
bladores, ha ido cada dia haziendo nuevas colonias, i poblaciones
en los puestos que han parecido
mas convenientes, sacando verdaderos los encarecimientos, que de
semejātes
semejantes
efetos dixo en su
tiẽpo
tiempo
el agudissimo Tertul.
Cō
Con
razō
razon
la
previnierō
previnieron
nuestros Reyes Catolicos desde sus primeros descubrimientos, i pidieron, i impetraron
de la Sede Apostolica, que assi como se les dexaba, i fiaba el cuidado
de la ereccion de las Iglesias, se
les encargasse, i delegasse el mesmo à ellos i à sus Consejeros, para
dividirlas, ò restringirlas, unirlas,
ò suprimirlas, como el tiempo, i ocasiones lo fuessen pidiendo, con
cargo de dar luego cuenta de todo lo que assi obrassen, ò innovassen à la mesma Sede, i de las causas i motivos que à ello avian obligado, para que
teniẽdolas
teniendolas
por legitimas, se aprobassen.