I la Gentilidad en las suyas, la escusaba tanto,
q̃
que
aun queria gozassen de
descāso
descanso
en tales dias los animales, i sentia,
q̃
que
à esto debian acudir, no solo persuadidos, sino obligados, i forçados los hombres, como refiriendo à Ovidio, Tibulo, i
Seneca, lo advierte doctamente
dō
don
Francisco de Amaya,
i no lo olvidô una
elegāte
elegante
ley de nuestras Partidas, i otra recopilada.