I de la Nueva-España me contaron personas fidedignas, que
caminādo
caminando
un hombre en su mula por
un cerro abaxo, resvalò la mula, i
con la fuerça que hizo, descubrio
una casi pura i lisa plancha de plata, i apeandose de ella el passagero,
vio que todo el cerro la llevaba en
aquella forma, i
cogiẽdo
cogiendo
i
arrancā
do
arrancando
lo mas que pudo, se fue luego à
Mexico, para registrar esta mina,
aviendo primero demarcado muy
bien su sitio, i dexado señales bastantes para quando bolviesse. I
como en Mexico le embidiassen
muchos tan buena suerte, i le armassen pleitos injustos para fraudarle de ella, quando bolvieron à
reconocer la mina, hallaron que el
cerro donde estaba se avia juntado
con otro, que le hazia frente, cerrando el camino antiguo por donde entre los dos se passaba; de forma, que fue necessario abrir otro
de nuevo, i parecio que la tierra,
con este repentino milagro, bolvio
à esconder en si el tesoro, que avia
començado à manifestar.