I lo mesmo hazian en diputar otros al aderezo de los caminos, i à tener dispuestas, i bien servidas, i proveidas las estaciones, i paradas de ellos, que llamaban Mansiones, dedonde tābien tambien se originò en nuestro Castellano la palabra, Mesones, i cavallos, al modo de las postas, de que oy usamos, con que acomodassen sus jornadas los caminātes caminantes . I porque los unos, ni los otros no podian faltar, ni denegarse à estas obligaciones, i ocupaciones, los llamaban Mancipes, muy de ordinario, i Catabulos, à las cavallerizas donde se tenian estos cavallos, i Catabulenses, à los que curaban de ellas, i de ellos, ò acompañaban los que corrian, de que assimesmo ay infinitas leyes, i està dicho tanto por tantos, que escuso detenerme en copiarlo.
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