I es notable en este proposito
la dotrina de san Geronimo, referida por Graciano, en un capitulo
del Decreto,
donde, aun en las
obras espirituales, reprehende los
ayunos, i vigilias que son en demasia, i los trabajos, i aflicciones
del cuerpo, que no guardan la moderacion que conviene, para que
duren.