I los podremos
cōparar
comparar
à los hijos de Israel, cautivos en Egipto,
los quales, verdadera, i
propriamẽ
te
propriamente
no
erā
eran
esclavos en aquel cautiverio, sino como estraños, ô huespedes detenidos. Pero respeto de las
tareas
q̃
que
los cargaban, i de las asperezas, i crueldades con
q̃
que
por ocasion dellas
erā
eran
tratados, los llama
muchas vezes absolutamente esclavos la sagrada Escritura,
como
lo advierte muy à nuestro intento,
despues de Filon, Tertuliano, i otros, el Padre Marquez.