I Polidoro Virgilio refiere
de un Rey de Inglaterra llamado Osualdo, que comiẽdo comiendo con el Obispo Aidano un dia de Viernes Santo, le entraron à dezir, que estabā estaban à la puerta muchos pobres pidiendo, i esperando limosna, i el salio, i les repartiò gustosa, i liberalmente toda su baxilla de oro, i plata, que era muy rica: viendo lo qual, le dixo el Obispo, tomandole la mano diestra para besarsela, que nunca se avia de pudrir, ni corromper mano tan piadosa, i assi se cumplio, haziendo Dios cierta la promessa, ò profecia del Obispo, porque hasta oy se conserva entera, i la guardan en Londres con gran reverencia en una caxa de plata.
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