I esto se echa de ver, porque
el mesmo Autor en otra Epistola
mas adelante,
no solo no condena la busca, i saca de los Tesoros,
que se pudiere entender, que estàn
escondidos en los monumentos, i
sepulcros, no solo de gentiles, sino
aun de Christianos. Antes dà à entender, que pues hizieron mal los
que alli los pusieron, abdicando
los, i separandolos necia, ô supersticiosamente de los usos humanos, para que pudieran ser provechosos, haremos nosotros bien en
sacarlos, i aplicarlos, i gastarlos
en el bien publico, i que esta no es
codicia, sino justicia, quando no se
halla dueño particular à quien
puedan pertenecerle, i teniendose
como es justo, que se tenga cuidado, de que no se llegue à las ceni
ças de los difuntos, ò si fuere for
çoso menear sus cadaveres, se buelvan à poner cubiertos, i en forma
decente, i tengan paz, i descanso,
pero no riquezas ociosas, pues
cō
con
la vida perdieron la necessidad, i
utilidad de tenerlas, i comerciarlas.