A este Autor citan, i parece
que siguen, ponderando, aun con
mas especialidad los fundamentos que hazen por su opinion, los
Padres Fagundez, Bonacina, i
Egidio Trullench, à los quales
refiere Antonino Diana, en la sexta parte de sus resoluciones mo
rales,
que llegò à mis manos
despues de escrito este capitulo.
Pero todavia tengo por mas seguro lo que en èl he resuelto, i
en esta conformidad veo, que todos los Christianos verdaderamente Catolicos, se abstienen de
hecho
tā
tan
honrrẽdo
honrrendo
, i ilicito;
porq̃
porque
parece impossible abstraher la voluntad de matarse à si mesmos los
que se buelan, de la de privarà
los enemigos de sus despojos, i ya
enesto no mueren à las manos
dellos, sino à las suyas proprias,
i esto es lo que principalmente se
executa, i essotro de que no logren los enemigos los vasos, i sus
tesoros, se ha como cosa accidental, i consecutiva. I si se pudiera
executar echandolos à la mar, i
luego los que se buelan con alguna esperança de escaparse nadando, ô en otra forma, aun fuera
mas tolerable esta accion, sin embargo de que no pudiessen conseguir el salvarse, como ya lo dexo
advertido, i docta, i Christianamente lo viene à resolver Iuan
Vvigers, referido, i al parecer se
guido por el mesmo Diana,
pues pone su opinion en
ultimo lugar.
(.✝.)