Solo advierto, que estas inadvertencias, i sus daños, no se remediā remedian bien, con dezir, que sino salieren buenas estas leyes, i ordenanças, facil es revocarlas. Porque aunque confiesso, que quando lo pide, i requiere el tiempo, i la necessidad de la causa publica, no es vituperable alterar, mudar, ò revocar del todo lo antes ordenado, i establecido, como ya lo tẽgo tengo dicho en otro capitulo,
Supr. lib. 3. cap. penult.
i refiriendo otros muchos Autores, lo prosigue eru| ditamente Pedro Andres Canonherio.
Esto se debe escusar siempre, quāto quanto fuere possible, por los muchos daños, i graves inconvenientes, que suelen resultar de estas mudanças, i innovaciones, como en el mesmo capitulo lo dexo advertido, i probado. I por que assi à la autoridad, i estimaciō estimacion delas mesmas leyes, como à la de los Principes, que las promulgan, i Senadores, i Consejeros de cuyo acuerdo las establecen, no ay cosa mas prejudicial, vituperable, i peor parecida, que andar haziendo, i promulgando leyes, para mudarlas, i fiando su duracion, i observancia, mas del sucesso, que del acierto.
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