De lo qual ha resultado, i resulta, el averse juzgado siempre
por San Agustin, Santo Tomas,
i otros graves Dotores,
por
muy dificultosa la governacion, i
direccion de los Reinos, que estàn muy distantes; i que los excessos, i pecados de las Indias,
por el mesmo respeto, muchas vezes no admitan enmienda, como
tambien lo apunta el proprio Padre Acosta, à quien assisten otras
elegantes palabras de Cassiodoro
I deberse, en mi sentir, condenar por muy absoluto, el Aphorismo de Nicetas,
que se atrevio à dezir, i afirmar,
Que no
ay cosa, que no puedan corregir, i
enmendar los Emperadores, ni que
sobrepuj
e sus fuerças, i autoridad.
Pues vemos, que aun los Romanos, de quien dize San Agustin,
i otros,
que merecieron el sumo
imperio que llegaron à tener en
el Orbe, por las buenas leyes, i
costumbres con que regian, i governaban los subditos, confessaron muchas vezes, que no alcan
çaban sus fuerças à reprimir algunas maldades, i que de tantas
leyes escritas por sus mayores, i
añadidas por Augusto Cesar, unas se hallaban vencidas del olvido, i otras, con mayor insolencia, borradas, i abrogadas por el
menosprecio, haziendo con esto
mas seguros los vicios, i excessos. I que aunque despues, por
muchos plebiscitos se procuraron
oviar sus fraudes, estos tambien
se bolvian à frustrar, i los excessos à renacer con nuevas, i maravillosas traças, i cautelas, como con graves palabras, i dignas
de leerse, lo refiere Cornelio Tacito,