Lo qvarto, à lo dicho ayudan las celebres, i singulares Epistolas de Ciceron,
en que se
quexa de Apio, porque sabiendo
que èl estaba ya proveido por sucessor suyo para el Proconsulado
de Cilicia, i que se iba acercando à
la ciudad de Tarso, donde Apio
residia, se partio à otra, llamada
Laodicea, que era la mas remota
de la provincia, para tener achaque de dezir, que no avia tenido
nuevas de su llegada, i acabar de
sentenciar, decretar, i proveer à su
modo todo lo que quiso, cosas,
q̃
que
como el mesmo
Cicerō
Ciceron
añade, aun
no las suelen hazer los que en breve esperan, que les puede venir su
cessor, i assi se tuvo por ofendido,
i injuriado en ella. I de aqui pienso, que tomò ocasion el consejo
q̃
que
Vlpiano
da à los nuevos
Procō
sules
Proconsules
, de que lo mas presto que
pudierẽ
pudieren
, den aviso de su venida à sus
Antecessores, i les avisen del dia
en
q̃
que
llegaràn à la provincia;
porq̃
porque
el cogerlos de repente los suele
turbar à ellos, i à los moradores
della. Del qual consejo, i de la pratica
q̃
que
oy se guarda, aun entre los
Corregidores, de embiar semejantes Embaxadores, tratan tambien
otros Textos, i Autores, que refieren Aviles, i Bobadilla.