La ira, i aspereça en el hablar,
i obrar es muy conveniente, que
enfrenen, i eviten, como tambien
se lo aconsejò Ciceron à su hermano, dandole documentos de como podria templar este natural
afecto de un animo concitado.
Lo qual prosiguen tambien philosoficamente Seneca, i Plutarcho.
I lo ciñ
ò un Poeta Moderno,
en un disticho, enseñando, que quien temeraria, i precipitadamente se dexa llevar de
la ira rabiosa, es forçoso que exceda siempre los limites, i compases de la justicia.