I esto es cierto en tal forma,
que entre los Romanos se tenia
por de humilde ingenio, ô espiritu,
el que no sabia, ò no se atrevia à
apartarse de lo que otros
aviā
avian
votado. I à estos solian llamar Senadores,
Pedarios, i
Agipedes, porque sin hablar, ni discurrir, se iban
con lo que à otros avian oido, i obraban los pies, lo que debiera obrar la cabeça, como lo dan à entender Laberio, Lucilio, i Festo
Pompeyo, aunque Agelio, Rosino, i Fungero dan otras derivaciones à estos vocablos.
Si bien (como ya lo dexo dicho) no es reprehensible, sino digno de loa, el seguir la sentencia de los compañeros, i remitirse à ella, quando uno
no tiene que añadir
: i en hazerlo
assi, defiere mas à la razon, i al ahorro del tiempo, que al temor i la
autoridad.