Si bien confiesso, que en lo que
toca à la brevedad en el votar de
los pleitos, no se puede dar regla
cierta, ni medirse todos con un rasero, i que aquel serà breve, aunque se dilate mucho, que hablare à
proposito, i no se saliere de la materia, como lo enseñan con elegancia Quintiliano i Plinio Iunior.
I assi entre los Romanos, les fue
permitido à los Senadores alargar ò contraher sus razonamientos, como lo pedia la gravedad de
las causas, segun consta de lo que
dizen Agelio i Budeo, i latissimamente el mesmo Plinio Iunior
en otra epistola dignissima de leerse à la letra, i aun de tenerse de memoria, donde enseña el modo, que
se ha de tener en perorar, i votar
estas causas, i quan varios suelen
ser en ellas los juizios delos hombres. I que donde uno piensa que
està su cuello, ô nuca, juzga otro
que està la espinilla ò el calcañar, i
que muchos se huelgan de ver que
toquen, ò repitan otros, los mesmos puntos que ellos dixeron, por
que les parece, que esso es favorecer su opinion, i que de ordinario
acontece, que muchos convengan
en una, aunque por mui diferentes
motivos i fundamentos. I
finalmẽ
te
finalmente
concluye, que si lo permite la
causa, se debe guardar brevedad.
Pero que de otra suerte, es prevaricacion passar en silencio lo que
se debe dezir en ella, ô dezir breve, i
apresuradamẽte
apresuradamente
las cosas, que
conviene que se inculquen, repitan
i claven en los animos de los que
las oyen: Pues las mas dellas diziendose mas dilatada, i repetidamente, suelen tener mayor fuerça,
i ser de mas peso.