SIendo pues
tantas, i tales
las cosas que se
fian de las Audiencias de las
Indias, con
razō
razon
se debe procurar, que los
Oidores, i demas Ministros que
se nombran i embian à ellas, no
solo tengan los dotes de ciencia,
prudencia, i demas virtudes, que
comunmente se requieren en los
demas Magistrados, de que tratan bien el Emperador Iustiniano, nuestra ley de Partida, i otros
Autores.
Sino que aun sean lo
mas aventajados en ellas, que ser
pudiere, i por el consiguiente, se elijan, i entresaquen de los mejores, i
mas aprobados, i experimentados
sugetos, i si fuere necessario sean
combidados con premios para que
aceten estos cargos, i con esperan
ças, i promessas de que procediendo bien en ellos, seràn brevemente traidos, i promovidos à los de
España, como con igual prudencia, que elegancia lo amonesta el
Padre Ioseph de Acosta,
reprobando con mucha razon el parecer
de los que entienden, que para los
cargos i oficios de las Indias bastan qualesquier Ministros.