Lo qual justifica la costũbre costumbre de Portugal, por la qual el electo Obispo entra luego à governar la Iglesia para dōde donde es nōbrado nombrado , como lo testifican Oldraldo, i el Cardenal Tusco,
i Yo lo dexo dicho en el capitulo septimo, para defender la mesma costumbre que tenemos en nuestras Indias.
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