I à esto dize el docto i Religioso Padre Martin Delrio,
que
mira aquel lugar del Eclesiastico,
en el capitulo veinte, que dize, que
la herencia, por cuya consecucion
nos ansiamos, i apresuramos mucho, al fin carece de bendicion, i
añade, muy en nuestros terminos,
que por esto le desagradaron siempre los pactos de ellas, i las impetraciones de los beneficios, que
hā
han
de vacar, que llamamos expectativas.