Lo qual, aunque està prohibido
por muchas cedulas Reales, con
graves penas, todas son en vano,
como dixo el Comico,
quando
las atropellan las malas costumbres. I como concluye el Padre
Acosta,
que esperança podremos
tener de la salud de estos infelices,
si les dan el veneno los mesmos, de
quien debieron esperar, i recibir la
triaca? Excesso, de que tambien se
lamenta con graves palabras don
Fr. Bernardino de Cardenas, oy
Reverendissimo, i Meritissimo
Obispo del Paraguai,
i de que
bolveremos à dezir mas, quando
se trate de estos Corregidores.