Pero todavia se ha de entender lo que de ellas dezimos, en las que
son publicas, i sacrilegas, i hechas
como para disponerse à otros vicios, como lo advierte con prudencia el Padre Ioseph de Acosta,
i
no para excandescernos, ni estra
ñar, ni culpar mucho, si uno, ò otro
Indio en sus casas, ò tabernas, se
viere borracho. Pues el Derecho
nos enseña,
que se han de perdonar semejantes vicios, quando
estā
estan
como
cōnaturalizados
connaturalizados
en algunos
hombres, i naciones.