A lo qual no obsta lo que dize
Americo Vespucio,
que entre los
Indios no les causa daño, ni prouoca à luxuria, assi en hombres como en mugeres, esta desnudez, como ni en nosotros el traer descubierto el rostro, i las manos; porque esto es impossible de probar,
que à èl le pudiesse constar, ni que
sea verdadero. I quando aun lo fuera, el natural recato, de que nos
dieron documento nuestros primeros Padres, pide, que si quiera se
cubran las partes, que por esto se
han alçado con el nombre de
Vergançosas, como despues de san Pablo, lo prueba gravemente san Agustin, i Clemente Alexandrino,
que alaba mucho la
advertẽcia
advertencia
de
Polixena, que aun quando la mataban, tuvo cuidado, de que no le
pudiessen ser descubiertas. Reparo
que tambien le dexò hecho Ovidio
en sus Metamorphoseos, llamando
Tegendas las mesmas partes.