Aunque no ignoro, que san Pablo
lo reprueba mucho, i dize,
q̃
que
es ignominioso, el que los hom
bres los crien, i que aun la naturaleza se lo enseña, en el qual lugar se debian de fundar, los que
trataban de quitarselos à los Indios para bautizarlos. Pero puedese entender, que solo reprehende esto el Apostol, en las Provincias, en las quales estaba como
connaturalizada la costumbre, de
diferenciarse en esto los hombres
de las mugeres. O como san Chrisostomo añade,
comẽtando
comentando
el mesmo lugar, quando los hombres
eran tan afeminados, que ponian
mas cuidado que ellas, en peinarlos, rizarlos, i untarlos con aguas, ò unguentos olorosos; porque esto siempre, aun entre los
mesmos Gentiles, fue reprehensible, como Ovidio, i otros lodan à entender en muchos lugares,
que juntan copiosamente
algunos modernos, que han escrito particulares invectivas, i tratados,
contra la costumbre que
de algunos años à esta parte se ha
introducido en España, de criarlos, i cuidarlos en la forma que se
ha referido, estando como estaba
observada la contraria, por mas
de un siglo, caso que en los passados tambien los vsasemos largos,
como
Alexâdro
Alexandro
, Rodigino, i otros
nos lo prohijan.