Pero si diessemos caso, que este peligro, no solo fuesse probable, sino evidente, entonces avriamos de dezir, lo contrario. Por que por ningũ ningun tesoro, es licito perder la vida, como lo dizen unos capitulos del decreto,
i pecan, i son vistos tentar à Dios, los que se exponen à perderla, viviendo i perseverando en lugares de conocido contagio, segun las dotrinas que despues de Ripa, i otros que èl latamente refiere, junta para esto Gomez de Amescua.
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