I esta alabança, aunque ya de
tiẽ
pos
tiempos
antiguos se
comẽ
ç
ô
començ
ô
à dar à los
nuestros, por ser inclinados à emprender hazañas valerosas,
acostũ
brados
acostumbrados
à las armas, i cosas arduas,
buscando como emplearse en ellas
por mar i por tierra, sin saber contenerse ociosos dentro de la suya.
Despues de las navegaciones, i peregrinaciones de que voy hablando, se les dà, i debe dar con mayores ventajas, i encomios; afirmando los que las tratan, que assi Castellanos, como Portugueses, se
han aventajado en ellas à Hercules, Bacho, Osiris, Alexandro,
Tyrios, i Cartaginenses, i à todos
quantos por esto fueron celebrados, i venerados por la antiguedad; i por encarecerlo mas à si mesmos. Pues nadie se hallarà,
q̃
que
aya
alcançado igual pericia ô destreza
en el nauegar, ni se aya engolfado
en mares no conocidos, antes reputados por innavegables, è inaccesibles, ni atrevidose con tan poca
gẽte
gente
à reconocer tantas islas, i
tā
tas
tantas
, i
tā
tan
remotas, i
nũca
nunca
por otros
pisadas, provincias, i regiones de
tierra firme.