Contentandome con añadir por
remate de este capitulo, que caso
q̃
que
se conceda,
q̃
que
en este barbaro Gentilismo huviesse en tiempos antiguos descubierto algunos de sus
soberanos rayos la luz Evangelica; essa, ò por sus pecados, ò por
sus guerras, i mudanças de Reyes,
i Reinos, estaba yà del todo olvidada, como tambien lo apuntan
otros Autores,
i mejor
q̃
que
ellos
la grave i elegante carta que el se
ñor Emperador Carlos V. de gloriosa memoria, mandò escribir à
los mesmos Infieles,
cuyo capitulo tocante à esto dize assi:
Y porque hemos
entẽdido
entendido
, que entre otras
partes del mundo, que carecen deste
conocimiento, en essas vuestras Provincias, i tierras, hasta aora no ai noticia de nuestro Dios verdadero, ò
porque èl con sus secretos è incomprehensibles j
uizios, no ha querido hasta aora manifestarse en essas partes:
ò por ventura, por la negligencia, i
flaqueza de vuestros Antecessores, se
ha perdìdo la memoria de la predicacion de su nombre i Fè, que en
ellas se hizo en tiempos passados.
(.✝.)