I el llamarse Apostolica, i Catolica la Iglesia, no precisa, que todas las naciones ayan venido à ella por sola la Predicacion de los
Apostoles, ò de sus
setẽta
setenta
i dos discipulos, que tomaron por ayudantes, sino descubre, que ellos plantaron la Fè, i sembraron por lo
mas conocido del mundo la semilla del Verbo Diuino, cuya cosecha, se puede dezir suya, aunque se
aya hecho, ô haga por otros sucessores suyos en la mesma predicacion, i muchos años, ò siglos despues, hasta
q̃
que
venga à coger i cundir por todo el Orbe. Como con
elegancia lo consideraron, i dixeron el gran Tertuliano, i divino
Agustino,
i trayendo el exemplo
del que pone fuego à algunas partes de una ciudad, el qual, cundiendo, la abrasa despues toda; i se puede dezir con verdad, que la abrasò
el que le puso, lo dizen
tambiẽ
tambien
Belarmino, i los que le siguen.