Contentandome con añadir por remate de este capitulo, que una de las mayores excelencias, que podemos considerar en el Nuevo Orbe, es la inmensa grandeza, i tranquilidad del Mar del Sur, que le ci ñe i baña por lo mas de sus Costas Occidentales, i Meridionales,
dicho assi, de la palabra Flamenca, Zuit, ò Francesa, Su, ò Sud, con que los Pilotos de estas naciones, i otras Setentrionales, à quienes han seguido los Nuestros, en la particion de los treinta i dos vientos con que se entienden en sus navegaciones, llamā llaman al Austro, ò Solano, que es el mas general en este mar, à diferencia del Oceano Atlātico Atlantico , que baña las mesmas Costas por sus partes mas Orientales, dicho vulgarmente al Norte, de la palabra Flamenca Noort, con que significan los mesmos Pilotos el viento Boreal, Aquilonar, ò Setentrional, i toda aquella parte de cielo, i suelo, que cae àzia el Polo Artico, i sus estrellas Setentrionales; las quales se pierden de vista en passando la linea Equinocial, i reconociendo el nuevo Hemisferio del Polo Antartico, que tambiẽ tambien por la mesma causa suelen llamar Austral; como al mar, que por el se navega, que es el que los Antiguos llamarō llamaron Chryse, i llega hasta la China, i oy los Modernos le han dado el nombre de Pacifico,
i se entiẽde entiende fue el primero que se le puso, Fernādo Fernando de Magallanes, quando llegò à entrar, i navegar en el, passado el Estrecho, como le experimentò tan quieto, i tranquilo, i que con ser tan dilatado i profundo, se navegava por el como por un apacible rio, con felices Galernos, como particularmẽte particularmente lo advierten Antonio de Herrera, i otros muchos,
discurriendo juntamente sobre las causas naturales de esta tranquilidad, i de las creciẽ tes crecientes , i mẽguantes menguantes , por otro nombre plea mares, i baxa mares, i otros varios movimientos, que se suelẽ suelen hallar en algunas partes de este del Sur.
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